Según el diccionario, la suerte es la “fuerza que supuestamente determina que los hechos y circunstancias imprevisibles se desarrollen de una manera o de otra.”
Creas en ella firmemente o estés seguro de que todo tiene una razón de ser, la mayoría de nosotros ya estamos bien asociados con las sorpresas bondadosas o crueles de aquello que no podemos controlar y a lo que solo nos queda reaccionar.
El libro de la suerte (Editorial Buen Paso) es una maravillosa creación dedicada a ambos tipos de personas: las que creen y las que no creen.
Se trata de dos libros en un uno: Por un lado y empezando en la portada, seguimos gustosos el trayecto del señor Buenaventura; por otro lado, desde la contraportada, acompañamos con pena al señor Malapata.
Sin que ellos lo sospechen (pero muy claro para nosotros, los entretenidos lectores) sus vidas y caminos están estrechamente entrelazados.
Ambos viven en el mismo edificio.
Ambos compran un billete de lotería.
Ambos emprenden un viaje parecido.
Ambos acaban en el mismo destino.
Son historias paralelas pero drásticamente distintas entre sí. Buenaventura es ordenado, tranquilo, y ante los cambios de planes (¡el azar siempre presente!) fluye. Malapata es caótico, un tanto mezquino, y en constante pelea con la vida y sus muchas sorpresas.
Los textos de Sergio Lairla son descriptivos y te llevan de la mano por ambos relatos, mientras que las ilustraciones de Ana G. Lartitegui están tan llenas de detalles que tendrás que girar el libro una y otra vez para darte cuenta de cómo los personajes y lugares siempre se están cruzando entre sí.
Pero entonces, ¿existe la suerte? Definitivamente este tomo te hará replantearte qué tanto peso tiene el azar en nuestra vida, y qué tanto lo que consideramos suerte no es más que las consecuencias de nuestras acciones, nos percatemos o no.
Un libro excelente para todos: niños, adultos, creyentes de la suerte y detractores de ella.
Wow, no lo conocía. Como una creyente de la suerte, lo buscaré
¡Es muy bueno! Yo también soy team suerte, pero claro que también creo que hay cosas que más que suerte son resultados de acciones nuestras. Un abrazo, Gabi querida.