Mamás trabajando y balanceando

Sobre lo tricky que es balancear la vida laboral, familiar y personal en un mundo donde las líneas se pierden – y algunos consejos que me han funcionado.

Hace poco alguien me mandó un mensaje aplaudiendo cómo podía hacerlo todo: atender a mis cachorros, trabajar a distancia, convivir con mi esposo y crear contenido para mi cuenta de Instagram. Le agradecí el generoso comentario y aunque parte de mi sintió orgullo, otra parte se dio cuenta que lo que estaba proyectando no era del todo real.

Y es que no ha sido nada fácil jugar tantos roles a la vez y menos en pandemia, con preocupaciones, home office, escuela virtual y niños pidiendo atención 24/7; hay muchos días caóticos donde lejos de alabar mi capacidad multitasking seguramente les nacería más darme palmadas en la espalda y decirme que todo va a estar bien.

Pero aquí sigo, intentándolo.

Después de un par de años freelanceando y actualmente en un trabajo corporativo (temporal), con horario de oficina, videollamadas constantes y varias producciones al mes, se vuelve más complicado conseguir ese anhelado balance que las mujeres y particularmente las mamás siempre estamos soñando.

Pero aquí seguimos, intentándolo.

Y sin sugerir siquiera que tengo dominado el tema, hoy te quiero compartir algunos tips que a mi me han ayudado a sentirme más segura haciéndole frente a mis retos profesionales, familiares y personales de todos los días. Los escribo aquí también para recordarme a mi misma tenerlos presentes.

Toma los que creas que te pueden funcionar y deja los que no apliquen. Aquí la idea es ayudarnos y sobretodo, hacernos saber que nadie tenemos todo bajo control por más lindo que se vea nuestro feed.

  1. Organización al día: Algo que me ha ayudado muchísimo a no hacerme bolas con mis compromisos diarios es tener mis listas de pendientes con prioridades claras. Las uso no solo para lo laboral, también son geniales para que no se escapen esos pendientes escolares y ver que avancen los proyectos personales. No necesitas ninguna agenda fancy para hacerlo: yo las manejo por iA Writer que es básicamente un bloque de notas digital, y varias veces al día voy viendo, ajustando y borrando lo que ya quedó.
  2. Expectativas honestas: Muchas veces uno mismo se mete el pie siendo demasiado optimista respecto a entregas y metas. Y es que comprometernos sin realmente pensarlo es receta para la decepción. Ser honestos respecto a lo que podemos dar y cuándo nos salvará de futuras complicaciones. Esto va para todas las relaciones: con clientes, equipos, parejas, hijos, amigos. A mantener las expectativas realistas y enfocarnos en cumplirlas; ya con la seguridad de poder con el paquete quien quita y a veces hasta podamos superarlas.
  3. La respuesta es no: Qué difícil es para mucha gente decir “no”. Claro que negarte puede ser incómodo en el momento o crear una confrontación que preferirías evitar. En mi caso, hacerlo muchas veces me ahorró involucrarme con clientes o proyectos que no eran para mi, y enfocar esa energía en acciones y personas con las que el “sí” era natural. No se trata de tomar una postura negativa, más bien es marcar límites, ser más selectivas y pensar bien a donde queremos dirigir nuestro esfuerzo y tiempo. Algo que también es bueno que nuestros pequeños vean y aprendan.
  4. No hace daño delegar: En este punto sigo en proceso de aprendizaje. ¡Qué difícil es delegar! Sobre todo para quienes somos muy particulares en cómo queremos que se hagan las cosas. Pero la realidad es que no podemos con todo. Está bien pasarle algunas tareas a tu team para enfocarte en las que solo tú puedes realizar. Está excelente que los niños doblen la ropa aunque el resultado haga que a Mari Kondo le tiemble un ojo. Está perfecto que tu esposo haga la cena, aunque sea noche de sandwiches para todos (y claro que hay muchos que cocinan deli). Acepta la ayuda, agradece y deja de comparar cómo lo hubieras hecho tú.
  5. Presente donde estés: Otro consejo que me repito es realmente estar presente en donde esté y con quién esté. Es complicado en estos tiempos en los que roles y espacios físicos se mezclan, pero es mucho más productivo enfocarte 100% en algo que tratar de hacer varias cosas a la vez y no avanzar bien en ninguna. Así, cuando estoy bajando ideas o escribiendo le pido a mis niños que me den un tiempo y sí, a veces recurro a la tele para lograrlo (aquí no se hace shaming de eso). Tratamos de compensar las horas de trabajo con actividades, visitas al parque, juegos de mesa nocturnos o cenando en familia sin celulares. El tiempo que le demos a cada persona es importante que nos sientan ahí, en el momento.
  6. Se vale fracasar: Hay días en los que hagamos lo que hagamos las cosas no saldrán bien. Propuestas que no funcionan, bomberazos que nos voltean el día, niños peleando sin parar, marido que no puede salir al quite, uno perdiendo el control y agarrándola contra quien se ponga en frente. Pasa y muy seguido. En esos días en los que uno acaba exhausta física y emocionalmente, lo mejor es no ser tan duras con nosotras mismas ni con los que nos rodean. Somos humanos, imperfectos; aprendemos también del fracaso y mañana será otro día, otra oportunidad de intentarlo y hacerlo mejor.

Espero que estos consejos te sirvan y déjame decirte que sí te interesaste en leerlos, ¡lo estás haciendo bien! Porque lo seguimos intentando y vamos a lograrlo. Un día a la vez. 🙂

4 comentarios

  1. 100% algo que necesita leer.
    Soy mamá de una pequeña que acaba de entrar al kinder y además trabajo en una consultoría en línea.
    Como dices, me cuesta delegar, me cuesta organizarme y ponerme límites porque siento que DEBO poder hacer todo, y a veces ya nomás quiero sentarme en un rincón a llorar.
    Tomaré estos consejos y los aplicaré poco a poco ¡Mil gracias!

    1. Te entiendo muchísimo. Muchas estamos en la misma situación y es una gran batalla diaria “poder con todo”. A ayudarnos y a darnos chance, poco a poco practicando cómo podemos encontrar mejores estrategias y formas de conciliar nuestros muchos roles. Te mando un abrazo, ¡nosotras podemos! 🙂

  2. ¡Claro! Yo solo funciono en “bloques” y aunque me ha costado trabajo todo lo qhe cuentas, sobre todo decir no y delegar; voy conquistando poco a poco esa paz 🙂

    1. Qué padre, Gaby. Poco a poco es un ritmo perfecto. Y si un día no nos sale, al otro podemos volverlo a intentar. Te mando un abrazo.

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